En distintas ocasiones y por diferentes medios he sustentado que la poesía escrita en el contexto cultural dominicano -contexto que se debate en la ambigüedad de un culto por manifestaciones de antigualla y un tirón contrario que apuesta a la posmodernidad- ha ido ganando espacio en editoriales internacionales importantes, tanto en lengua española como, ocasionalmente, en otras lenguas.

Dos ejemplos muy recientes han llegado a mis manos. Por un lado, la publicación del poemario compuesto de Plinio Chahín (1959), bajo el título de Sin remedio, seguido de La consumación de la carne , a cargo del prestigioso sello Amargord Ediciones y su colección de Autores Dominicanos, que dirige el poeta y editor León Félix Batista; por el otro lado, la publicación bilingüe de Sueños isleños.

Rêves insulaires  de Basilio Belliard (1966), antología traducida por Catherine Pélage y Françoise Morcillo, y publicada por Éditions Paradigme, Orléans, Francia, en la colección Passerelles en Poésie, dirigida por Yves Avril. Como antecedentes importantes en el ámbito de las traducciones europeas podríamos recordar las dos antologías de la poesía dominicana publicadas por el destacado crítico francés Claude Couffon, como también las diversas publicaciones antológicas y de autores en particular, en lengua italiana, dadas a conocer como parte de la invaluable labor que a favor de nuestra literatura lleva a cabo el catedrático de la Universidad de Milán y conocido escritor Danilo Manera.

El volumen  Sin remedio, seguido de La consumación de la carne  contiene un texto inédito del poeta y crítico Plinio Chahín, que hace la primera parte, y la reaparición de su celebrado poemario  Consumación de la carne , su ópera prima, cuya edición original data de 1986.

En el poema  Sin remedio , de mediana extensión y aliento sostenido, Chahín retoma, de manera más frontal y a la vez radical, el tema de la muerte como una afrenta ante el goce de su opuesto, la vida, partiendo de un doloroso acontecimiento que le marca muy hondamente en su experiencia amorosa vital. Confiesa a la poeta Soledad Álvarez, a través de una conversación digital, que ese poema es la culminación del éxtasis como imposibilidad ontológica de absoluto. Del amor como descristalizacion del infinito y su deflagración.

Espacio libre contra la muerte que fuerza y arrastra, que pasa sin dejar nada. Posibilidad suprema de la muerte, el tiempo suspendido, siempre recomenzado, el existir mismo, en su ex, como diría Heidegger . Un texto, dice,  escrito desde el dolor, pero, con pasión y alegría  una celebración del deseo y el placer, a través de un lenguaje desgarrado . En este nuevo poema, Chahín mantiene la hondura conceptual y la brillantez de los hallazgos expresivos que le han caracterizado.

La antología   Sueños isleños. Rêves insulaires   de Belliard tiene, por su parte, dos presentaciones. Una del poeta uruguayo Rafael Courtoisie; la otra, de la traductora y profesora latinoamericanista de la Universidad de Orléans, Catherine Pélage.

Courtoisie resalta de Belliard la dimensión sensorial de su poesía, el erotismo y el tratamiento particular del sueño como constantes de su sólida personalidad poética, en cuya escritura coexisten profundidad y ligereza o agilidad de estilo.

Pélage, por su parte, destaca en la poesía de Belliard la forma en que explora los espacios, los sentidos y el ritmo de la isla. Poesía caracterizada por superar la frontera de los géneros; por su permeabilidad; por el hallazgo de formas geométricas y genéricas confundidas, donde el poema deviene, por igual, expresión musical o pictórica.

Es, pues, la persistencia de la poesía que se empecina en mostrar, aun en tiempos de penurias, precariedad ética, incertidumbre y sin sentido, lo mejor de la dominicanidad.